martes, 24 de abril de 2012

La despedida



Genero: Lemon
Pareja: Jaemin
Autor: Kanda_san

Jaejoong se encontraba visiblemente nervioso, caminaba de un lado para otro, miraba una y otra vez que todo estuviera en su sitio, bien colocado; los cubiertos, el mantel, la servilleta... Había hecho la cena, meticulosamente, nada podía fallar esa noche. Lo preparó todo con mimo, incluso se había comprado ropa nueva; quería estar lo más atractivo posible para Changmin. No podía saber lo que depararía el caprichoso destino esa noche, en aquella mágica velada, pero quiso ser precavido y compró sábanas nuevas de seda blanca, y adornó el dormitorio cómo si de un cuento se tratara. Cuando el reloj de la cocina dio las nueve y cuarto, Hero se sentía ya desesperado, resoplaba haciendo que su hermoso cabello se moviera con cada suspiro. Habían quedado en que la cena sería a las nueve en punto, y normalmente Min nunca se retrasaba. Por fin, el timbre sonó. Jaejoong se miró rápidamente en el espejo colocándose bien el pelo; su estómago estaba inundado de mariposas y hormigas que se movían salvajemente en su interior. Al abrir, creyó que no lo soportaría, aquella visión superaba infinitamente a su corazón enamorado. Changmin se veía indescriptiblemente sexy y hermoso, completamente mojado; su pelo chorreaba gotas de agua sobre su pálida y fina piel, sus ropas estaban tan empapadas que parecía como si se hubiera duchado vestido y, pegándose a su definido cuerpo, conseguían que Hero desdibujara en su mente el cuerpo desnudo de Max. Eso le hacía casi desfallecer; sintió como si su corazón quisiera salir velozmente disparado.

Jaejoong llevaba puesto un pantalón vaquero oscuro, una elegante camisa de bonotes sin fajar, que conjuntaba perfectamente con la corbata, unas bonitas zapatillas deportivas y algunos de sus accesorios favoritos. Cuando Max lo vio, su alegría disimuló su rostro compungido por haber llegado tarde a su cita, pero lo que él no sabía era que, en esos momentos, a Hero eso no le importaba ya lo más mínimo. Tímidamente habló:

—Hola… yo… siento llegar tarde… —Expresó con voz temblorosa y tiritante por el frío—. Mi coche se averió y… está lloviendo a cántaros.

—No tienes que sentir nada… por favor pasa, te traeré una toalla y algo de mi ropa para que puedas cambiarte, así te vas a resfriar —Changmin entró con alivio mientras Hero iba a buscarle la toalla más suave y la ropa más cómoda. Pensaba lo bien que se iba a ver Max con algo suyo. Le dio unos cómodos pantalones sueltos de algodón y una camiseta de manga larga.

Min se secaba despacio en el cuarto de baño, y se cambiaba observando el orden que reinaba allí, todo con armonía; el sepillo de dientes, las toallas, el perfume, los botes de gel y champú, las graciosas pegatinas de pandas sobre el espejo… y se imaginó a Jaejoong levantarse somnoliento todas las mañanas, dirigiéndose a ese cuarto de baño, lavándose la cara descuidadamente y luego secándose con la toalla; era un imagen realmente dulce. Cuando Max salió, notó como las luces del apartamento se habían atenuado; había pequeñas velas de colores encendidas por todas partes, lo que proferían una atmósfera misteriosa y romántica. Changmin sentía como si se estuviera adentrando en un hermoso sueño. Jaejoong lo vio aparecer cauteloso, con su pelo revuelto y con la calidez que lo envolvían aquellas ropas suyas; por segunda vez, creyó que iba a desmayarse. Le hizo un gesto para que se sentara junto a él en la mesa.

—Espero que te guste lo que he cocinado para ti —Inquirió con una pequeña sonrisa.

 —Sea lo que sea, si lo has cocinado tú, seguro que sabrá delicioso —Max se adelantó a tomar la jarra con te frío de frutas para servir a Hero, pero este, a la vez, hizo lo mismo, por lo que sus deseosas manos se encontraron, y tras unos segundos sintiendo ese pequeño y cálido contacto, Jaejoong dejó a Min servir el té.

Disfrutaron de una magnífica cena, hablando de muchísimas cosas sobre sus vidas, sobre su carrera, sobre sus amigos, inquietudes, pensamientos… Intercambiaban cómplices sonrisas y lascivas miradas, todo distendidamente, sin prisa… esa noche, no había prisa para ellos… Cuando Max terminaba con quietud el último trocito de fruta de su delicioso postre, Hero se levantó y desapareció tras la puerta del dormitorio principal, entonces, comenzó a escucharse una música de fondo que a Changmin le embargó por completo; se trataba de uno de sus cantantes de R&B favoritos, Brian Mcknight. Y de repente, las luces del apartamento se apagaron por completo, dejando al descubierto una hilera de velas encendidas que conducían coquetas hasta la habitación; el juego de sombras y luces que se dibujaban en las paredes conmovieron aún más a Max, cuyo corazón había comenzado a latir intensamente. Permaneció sentado en la silla unos minutos, sin saber muy bien qué debía hacer, pero no hizo falta un solo movimiento suyo, Hero, descalzo, se acercó a él y lo tomó de la mano, le colocó un suave pañuelo azul en sus ojos y lo condujo por el camino de diminutas y hermosas luces hasta el dormitorio. Cuando Changmin quedó liberado, su rostro no podía expresar mayor asombro; toda la habitación se encontraba rodeada de velas con un extraño color dorado y, sobre la cama con sábanas de suave seda, se encontraban infinidad de pétalos de rosas de todos los colores. Allí estaban, cogidos de la mano. Hero observaba, con ansia y felicidad, el rostro embriagado de Max; <<no quiero que olvides esta noche nunca…>>, susurró Jaejoong en un vago suspiro. Changmin lo miró:

—Jamás olvidaré esta noche… ni ninguno de los momentos que hemos pasado juntos… Esto es lo más increíblemente hermoso que nadie ha hecho por mí… gracias… —El aliento de Min desprendía un delicioso olor a frutas.

—Lo más increíblemente hermoso es lo que está por venir, Max… lo más increíblemente hermoso es lo que voy a regalarte con todo mi corazón ahora mismo; haré que el tiempo se detenga si es necesario…

Y así fue como empezaron a besarse con una calidez que nadie jamás había visto, con suaves roces de sus lenguas por las comisuras de sus labios, entrelazándolas una y otra vez. Sus manos comenzaron a introducirse en el interior de sus ropas, desabrochando botones, quitando despacio todo aquello que los estorbaba para sentir el tórrido tacto de sus pieles al rozarse…

Jaejoong tomaba entre sus manos el rostro de Changmin mientras lo besaba, su dulce lengua atravesaba con generosos movimientos la boca de Max: sus besos eran cada vez más húmedos, a lo que sus respectivos miembros erectos habían respondido ya; el deseo cuando amas a alguien, es totalmente incontrolable. Changmin acariciaba la espalda de Hero bajo la desabotonada camisa, se escuchaban retraídos suspiros y vagos gemidos, y Max, comenzó a desabrochar uno a uno los botones del pantalón de Jaejoong, introduciendo sus manos sutilmente alrededor de su cadera, profiriéndole caricias muy cerca de sus inglés y sus nalgas, sin llegar a tocar aquella parte que podía proporcionarle más placer: Changmin había aprendido mucho de su amante Jaejoong, tanto, que conseguía llevar a Hero hasta el abismo del más puro placer.

Jejung le quitó despacio la camiseta de algodón y comenzó a besar su cuello, al principio con difusos besos, pero luego abría su pequeña boca y hacía surcos con su jugosa lengua por toda la superficie de su nuca, de sus hombros. Changmin sentía un caluroso escalofrío recorrer todo su cuerpo, y el deseo se apoderaba de ambos enamorados con intensidad. Súbitamente, Max tomó con fuerza las dos manos de Hero y se las inmovilizó detrás de su espalda, comenzando a besar él, igualmente, el cuello y los hombros de Jaejoong. La lengua de Changmin se movía juguetona y salvaje por su piel, hasta que Hero no aguantó más, se deshizo bruscamente de su atadura y posó sus manos sobre las firmes nalgas de Max, atrayéndolo totalmente hacia sí, sintiendo el contacto de sus rígidos sexos a través de la ropa. Conectados en múltiples besos, consiguieron llegar hasta la confortable cama bañada en pétalos de rosas; Jejung tumbó a Changmin dulcemente en ella, colocándose suavemente encima, acariciando su pelo. Sus miradas cómplices decían mucho más que las palabras…

—Changmin… yo… te amo, te amo más que a nada en este mundo, y no sé qué voy a hacer en tu ausencia. No sabré sobrevivir sin tus besos, sin tus caricias, sin tu calor…

Max lo miró con ojos temblorosos, poseídos por el deseo y la tristeza.

—Nada cambiará esto Jaejoong, me oyes!!! Nada ni nadie hará que esto cambie, ni la distancia, ni nuestras vidas… podrán con nosotros…


Hero empezó a deshacerse en pequeñas lágrimas, a la vez que desposeía a Max de sus finos pantalones y se quitaba los suyos. Después de unos cuantos movimientos, quedaron completamente desnudos; con sus perfectos cuerpos esculpidos, suaves, deliciosos y apetecibles… con sus almas al descubierto. Jejung, completamente encima de Changmin, comenzó a besarlo indomablemente mientras su mano lasciva recorría el camino desde su pecho hasta su sexo; y lo acarició, lo acarició como solo él sabía, con firme suavidad. Los gemidos incontrolados de Max excitaban, si cabe, aún más a Hero, que deseaba saborear cada pedacito de su piel. <<Changmin, te deseo tanto… soy tan feliz, que si existe un cielo, debe ser este…>> le susurró al oído dulcemente a la vez que seguía acariciándole con pasión.

Max no dejaba de abrazarlo, de besarlo y, liberando una de sus manos, alcanzó el duro miembro erecto de Jaejoong, quien se estremeció, se estremeció tanto que su cuerpo de porcelana tembló; Changmin sabía perfectamente como tocarlo, conocía muy bien cada milímetro del cuerpo de su amante. Su éxtasis iba en aumento, se entretejían sudorosamente, se regalaban el mejor de los placeres el uno al otro; todo bajo el manto de unas hermosas luces doradas, como falsas estrellas que brillaban en la oscuridad, mientras la música fluía con suaves acordes; era la estampa más bella que jamás se haya podido ver. Hero se colocó frente a él arrodillado y Changmin supo de inmediato lo que iba a hacer; por fin iba a hacerlo suyo una vez más. Flexionó sus piernas para facilitarle el camino y, con una dulzura nunca vista antes, Jaejoong penetró a Max con movimientos únicos y acompasados, sujetando y entrelazando sus manos contra la cama. Changmin dejó escapar una lágrima mientras pronunciaba las palabras que más hondamente sentía en su corazón: <<te quiero… te quiero… no me dejes nunca por favor…>> Hero lo abrazó, lo abrazó con fuerza, lo besó, y le hizo el amor una y otra vez, una y otra vez, empujaba enérgica y controladamente; sus cuerpos jadeantes brillaban, y sus gemidos eran como las notas de una canción de amor, hasta que Changmin no pudo más, hasta que ninguno de los dos no pudo más y llegaron, como dos notas musicales en plena armonía, al clímax final, al placer consumado…

Agotados, se dejaron caer uno junto al otro, acariciándose delicadamente con la punta de los dedos; Jejung lo cubrió de besos, bendiciendo cada músculo, cada escondido lunar y cada imperfección, si es que la había.


—No quiero que te vayas Changmin, te lo suplico, no me abandones… no soy nada sin ti… no puedo… —Balbuceó Hero abrumado.

—No pienses en eso ahora, por favor… te lo suplico. Sabes que debo ir, tan solo será un año y mi corazón se quedará aquí contigo, cada día y cada noche…ni un año, ni cien mil años, podrán jamás conseguir que mi corazón deje de latir por ti… Jaejoong… jamás… Y Max lo miró con ojos inyectados en deseo, con ojos inundados del más puro amor, y siguió el camino con su boca, el camino que llevaba desde el pecho hasta el sexo de Jaejoong, y lo tomó con cariño entre sus labios… Hero creyó morir… creyó morir de placer, del mayor y mas profundo de los placeres; aquel que te da la persona a la que amas por encima de todas las cosas…

 Y finalmente se quedaron dormidos, abrazados, con el cálido calor de sus cuerpos en contacto, con la protección que sus fieles sentimientos les daban; y así el abrazo de Morfeo los envolvió dulcemente…

 Al amanecer, un fino hilo de luz matutina entraba por la ventana. Hero se desperezó a la vez que extendía su mano en busca de su gran amor, pero su mano no encontró el tacto de su piel y Jejung abrió los ojos resignado y entristecido: él se había ido, se había ido sin despedirse. En su lugar, una carta y un colgante, ese colgante que Changmin nunca se quitaba.


Querido Jaejoong, perdóname por no haber sido capaz de despedirme, perdóname por no haber sido capaz de vencer mi desesperación y mi dolor. Pero no podía decirte adiós, mi corazón no lo soportaría. Me llevo el mejor de los recuerdos que jamás nadie podría ofrecerme, me llevo tu olor, tus besos, tus caricias… me lo llevo todo de ti, todo… No pienses, ni un solo día si quiera, que te borraré de mis recuerdos, que mis sentimientos te abandonaran, porque eso no va a suceder nunca mientras yo siga vivo. Lo que tú me haces sentir, no es comparable a nada en esta vida, a nada… y volveré, volveré a por ti, jamás lo dudes…

            Siempre tuyo, Changmin

  Y una lágrima triste y oscura anidó en el corazón de Hero, creía que no iba ser capaz de soportar tanto dolor, pero puso el colgante en su cuello, y recordó todos y cada uno de los momentos que habían pasado juntos, todas y cada una de las palabras que habían sido pronunciadas por aquellos labios, y comprendió que Changmin volvería a su lado, y que, en realidad, nunca se había ido… <<te estaré esperando siempre… porque el corazón que late en mi pecho te pertenece solo a ti…>> dijo en un vago murmullo mientras agarraba con fuerza el colgante contra su pecho y lloraba… y lloró hasta que cansado volvió a quedarse dormido, con el olor de su cuerpo y el recuerdo de sus caricias…

4 comentarios:

  1. T.T te quedo lindo, algo triste pero precioso, me gusto el fic

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  2. T^T que liindo mass que pena que es one sht te kedo genial me encatno este jaemin ^^ sique asi

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  3. AHHH!!!!!!!!!! PERO QUE HERMOSO!!! Lloro de emoción... me hicieron llorar como una loca... esta historia ya la había leido pero aún así lo amo

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